Respetado amigo, con la
autorización del Lic. Ricaurte Paz (Diseñador gráfica con 27 años de excelente
servicios como funcionario de la Universidad de Panamá), le adjunto la carta
que él le envía al rector, en función de la injusta destitución de la cual ha
sido objeto, bajo el cargo de difundir anónimos contra la administración.
INCIDENTE DE NULIDAD
DE TODO LO ACTUADO.
Señor
Gustavo García de Paredes
Rector
Universidad de Panamá
E. S. D.
Respetuosamente yo, RICAURTER PAZ, varón, panameño, mayor de edad,
con cédula de identidad personal, Nº. 8-352-366, funcionario de 27 años de
servicios en esta Universidad, con posición de Diseñador Gráfico en la
Defensoría de los Universitarios, mediante el presente escrito, dirijo a usted,
en virtud de lo dispuesto en la Ley 38 de 2000, INCIDENTE DE NULIDAD CONTRA LA
RESOLUCIÓN DGAJ-D-05-2014, de 7 de febrero de 2014, firmada por usted, en la
cual se me destituye de mi cargo.
Es de señalar Señor Rector Gustavo García de Paredes, que siempre
hemos considerado que las personas se distinguen unas de otras en virtud del
apego a los valores de respeto a los derechos, que os demás tienen a que
cualquier señalamiento que se haga contra ellos, sea objeto de una imparcial y
justa apreciación. Lo que el Estado de Derecho ha llamado el respeto del DEBIDO
PROCESO. Garantía fundamental, contenida en el artículo 32 de la Constitución
Política del país.
Señor Rector Gustavo García de Paredes, deseo manifestarle que en
mi vida no he podido alcanzar dada mis limitaciones un Título de Doctor, ni de
Maestría. Me he desenvuelto, como un simple y humilde Licdo. En Diseño Gráfico,
producto de mis limitados estudios, pero de una vocación de innata de aprender.
Lo que me ha permitido al día de hoy, no solo destacarme como artista plástico,
diseñador, fotógrafo profesional, conocedor de las artes gráficas, sino también
como escritor, publicando de manera copiosa en diversos medios de comunicación,
entre ellos La Prensa y La Estrella.
No tengo un Título de Doctor, pero ello no me ha impedido saber
que desde que alcanzamos el desarrollo del Estado moderno, uno de sus
principales pilares, lo constituye el respeto al debido proceso que tiene cada
ciudadano.
En efecto, desde que se me inicio este proceso disciplinario, que
encuentra su raíz, en la profunda animadversión que profesa usted por mi
persona, y de la cual justifico, en mi condición de no someterme al irrespeto y
al temor frente al legítimo derecho de discrepar, en lo que respecta al apoyo
al Profesor Eduardo Flores, a quien considero mejor opción de administración de
la Universidad de Panamá, así como de apoyo a la respetada y digna Dama la
Profesora Anayansi Turner, Defensora, objeto de persecución, y sometida por
parte de su administración a los mismos vejámenes a los que soy sometido, se me
ha venido violentando los mas elementales derechos a que debe tener todo
ciudadano, y de los cuales esta alta casa de estudio, se debiera preciar de
preservar.
Así las cosas, hoy presento ante usted, nuevamente un INCIDENTE DE
NULIDAD, en la que le manifiesto y pongo de relieve, que antes de emitirse esta
resolución, presente ante la comisión de personal, un INCIDENTE DE
PRESCRICPCIÓN, que debió haber sido resuelto antes de que se emitiera la nula
resolución que hoy usted ha procedido a firmar.
De igual manera, presentamos una ADVERTENCIA DE
INCONSTITUCIONALIDAD, ante la misma comisión de personal, la cual de acuerdo a
la propia Ley 38 de 2000, debió ser dirigida al pleno de la Corte Suprema de
Justicia, y suspender la emisión de cualquier decisión, hasta tanto la suprema
corporación de justicia, hubiese desatado la consulta constitucional.
Como podrá usted observar distinguido rector, ninguna de mis
actuaciones han sido atendida de conformidad con lo dispuesto por la Ley 38 de
2000, que regula el procedimiento administrativo en nuestro país. Usted ha sido
llevado de manera ciega a participar con su firma, de la negación de todos mis
derechos constitucionales.
Siempre consideré que estas formas de proceder, solo era posible
en otros entornos extraños al mundo de la Intelectualidad y de la academia. En
otras palabras, al mundo del Universitario. En donde sin duda alguna, esperaba
que se preciaran las autoridades de ser cual incólumes soldados vigilantes del
respeto de los derechos de las personas.
Cuan equivocado me encuentro hoy que estoy, al asistir a la mas
cruda recreación de la obra EL PROCESO de Franz Kafka. Créame Señor Rector, que
el régimen franquista encuentra reviviscencia en los intramuros universitarios.
Toda persona puede ser objeto de acusaciones. Ello no es el
problema, el problema lo constituye cuando esa persona, es objeto de un LINCHAMIENTO,
al mejor estilo de las SS hitlerianas, sin ningún tipo de tribunal en el que se
respete, ya no su presunción de inocencia, sino su justo derecho a utilizar los
mecanismo que la ley pone a su disposición para su mínima defensa.
Hoy acudo a usted, mediante el presente escrito, que encuentra
igual fundamento en la Ley 38 de 2000, en la que se dispone claramente que el
haber incumplido con la atención legal de mis escritos, conlleva
inexorablemente la nulidad de todo lo actuado.
Sin ninguna esperanza de que usted, atienda tal como lo establece
la Ley, la presente acción, no dejo de hacer uso de los derechos y recursos que
ella dispensa. Dado que no renunciaré jamás al derecho de defensa, para dar
paso a la petición indigna de misericordia, máxime cuando usted, no es el ser
supremo del universo que guia mis caminos y que me acompaña en mis
tribulaciones, y del que jamás tendré que esperar acto injusto alguno.
Señor Rector, en el entendimiento de que usted pueda reconciliarse
con su conciencia, y demostrar que este centro de estudio y sus autoridades,
son siervos dignos de Jehová, y que caminan de cara a la Luz y de la Justicia,
me despido no sin antes, compartir el siguiente versículo Bíblico:
Filipenses 4:8 Por lo
demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna,
si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Fundamento en la Ley del hombre, Ley 38 de 2000,
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RICAURTER PAZ
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