Lasme: “La sencillez es la madre de la
elegancia”
Este aforismo
sirve de marco a la muestra de los trabajos más recientes de Ricapaz, (nombre
artístico de Ricaurter Paz), gran talento de la plástica panameña. En ésta, su
primera exposición individual, curiosamente recurre a la primera técnica con la
que incursionara en este oficio. Dejando de lado, por el momento, los pinceles
y el acrílico, este artista nacional nos presenta una serie de obras en las que
destaca el uso magistral de los lápices de colores, otra de las técnicas que
maneja con fluidez y una de las principales con las que tradicionalmente nos ha
deleitado.
Los temas, diferentes
y variados, no tiene límite para el color de los lápices con los que este
artista nos presenta los últimos trabajos salido de su genio. Una rana de ojos
saltones aferrada a una rama; botellas que impávidas dejan traslucir colores en
mágica trasparencia; un rincón de ancestrales ruinas portobeleñas, mudos
testigos de una época de la historia llena de fiereza y heroísmo; los
callejones angosto del Casco Viejo que nos invitan a transitarlas,
hipnotizándonos con la melancolía de su perspectiva; la hormiga guerrera,
sinónimo de la fuerza de la naturaleza; la abeja que brota con su misterio
desde zonas ignotas; la araña, siempre amenazadora; el águila que asoma su ojo
fiero entre colores que nos hacen remembrar la floresta; el violín que yace
recostado a un muro, donde le ha dejado descansando el músico.
La obra de
Ricapaz, caracterizada por una sencillez
rayana en la modestia, haciendo gala del aforismo que con justeza da
nombre de la muestra, es testimonio del buen uso de los recursos plásticos.
Expresa lo que siente y hace sentir lo que expresa, logrando la comunicación
que todo artista anhela tener con el público. Hay fluidez en lo que dice con
esta obra exenta de complicaciones, pero no de magia y misterio. Porque su obra
nos involucra en el asombro del hombre ante la naturaleza.
Sapiencia y
maestría se aúnan para brindarnos trabajos de vistosos colores y manejo sobrio,
pero enérgico, de la luz y la sombra. Nos ilustra sobre las limitadas
posibilidades que nos brinda esta técnica para plasmar con colores vivos la
realidad circundante. El trazo seguro, el brillo logrado con el blanco del
papel, la textura, transparencias de destellos, luces y colores a través de las
botellas de un bodegón, son expresiones
del manejo impecable de la técnica. El contraste entre la luz y la
oscuridad, entre el fulgor y la sombra, se logra a través del color en una obra
en la que destaca como verdad incuestionable que el dibujo es la base del arte
pictórico. Antes que el color, la línea. Pero en estos trabajos no hay un
límite definido entre uno y otro. Y es esa fluidez armónica la que captura
nuestra atención y provoca nuestra admiración. Cáncer Ortega Santizo (q.d.e.p.)
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Arte por computadora
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Arte miniatura. |
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